Parto Aitana y Víctor

Mi segundo parto fue brutal, salvaje. Mi hijo mayor nació en hospital con epidural y me realizaron episiotomía. Y las secuelas que ello conllevó, hicieron que me decidiera por otra cosa para esta segunda vez. Quería algo más natural. Las mujeres parían antes en sus casas, sin anestesia (¿porqué yo no?), sin correas, sin luces estridentes ni gente de sobra. Sabía que un desgarro es mejor que una episiotomía y que, como mamíferas que somos, necesitamos tranquilidad para parir más fácilmente. Pero quería profundizar más, informarme de todo lo que podía suponer. Así que di un paso adelante y quise conocer a Laura Sola. Estaba de 32 semanas. Me informó e investigué. Llegué a comprender que un parto de bajo riesgo, de salir bien, saldrá mejor en casa. El miedo a que lo peor pudiera pasar ahí estaba, pero sabía que todo iba a salir bien. Las tasas de muertes fetales en casa son similares a las de los hospitales, sin embargo la morbilidad es menor en casa. Era atreverse, entender que mi matrona estaba preparada en experiencia y materiales, y sobretodo creer en mi. Y yo lo hice. Informamos a nuestras familias de que sería en casa. El qué dirán era algo que me comía mucho por dentro, pero una es dueña de su vida, digan lo que digan. A veces te sorprendes porque piensas que la gente se lo tomará mal y ves que te apoyan aunque no lo harían ellos.

Empecé con unas contracciones la noche anterior. Se paraban cuando me tumbaba, así que no eran de parto. Se me fisuró la bolsa a las 6:15h del 11-febrero-2019. Sobre las 18h salí con mi hijo mayor y marido al supermercado. Ahí tenía alguna contracción que hacía que me parara y pensara «déjate llevar como en una ola». A las 21h hablaba con Laura sobre cuánto tiempo me podía quedar hasta parir, y eso era tan impredecible… Así que su recomendación fue estar tranquila y tumbarme con mi chico. Mientras cenaba, no podía sentarme en la silla, así que mi marido llevó a mi hijo a casa de los abuelos, ya que pensábamos que igual sí ocurriría durante la madrugada pero dentro de varias horas. Cuando se iban lloré y corrí a despedirme de ellos otra vez, no quería quedarme sola. Me fui a intentar terminarme la sopa sentada en el bater, ahí no me molestaba, pero en cada contracción me doblaba sobre el fregadero. Whatsappeaba con Laura y Ariana, pero las tranquilizaba diciendo que suponía que estaba de parto pero que aun iría para largo a las 21:50h. Llegó mi marido y se puso a tender la ropa, yo no podía casi andar ya así que a las 22:34h les avisamos para que fueran viniendo.

Ahí ya me fui a tumbar a la cama para descansar, pero cada contracción me obligaba a ponerme de rodillas sobre el suelo al borde de la cama. Iban siendo tan seguidas que no me dejaban volver a levantarme, y ahí me quedé. Justo la última vez que me fui a arrodillar miré por la ventana y ví un coche aparcando. Pensé «Ojalá sea Laura». Y mi cuerpo debió de estar esperándola. La siguiente contracción me hizo gritar como jamás lo había hecho. Necesitaba que mi marido, arrodillado en la cama, me agarrara de las manos. Estaba empujando sin saber que lo hacía. Ahí pensaba: «espero que no falte mucho» y realmente ya estaba en el expulsivo. Otra contracción y llegó Laura a casa. Me oía mientras subía por el ascensor. Me puso su mano fría en la espalda y la vulva, lo agradecí en ese momento. Me dijo que lo estaba haciendo muy bien, y yo le respondí «¡pero si no estoy haciendo nada!», mi cuerpo hacía todo él solo, mi consciencia no formaba parte de ese momento. Me dijo «tócate» , ahí se notaba ya la cabeza. Otra contracción. «Respira, respira», su consejo me ayudaba a sentir de nuevo la sensación. Y noté con las manos la cabeza de mi hijo ya fuera de mi. No podía parar de decir «te amo, te amo, os amo…» Estaba feliz, lo iba a conseguir. Y en la siguiente contracción salió Valentín, lo cogí con mis manos, me dijo Laura después «como una gorila». Y yo orgullosa de parecerlo, como debería de ser, un proceso natural de la sexualidad femenina. Nació a las 23:05h el día 11. Laura la matrona llegó cinco minutos antes para acompañarnos y asegurarse de que todo iba bien. Ariana la doula llegó más tarde pero le agradezco mucho el trabajo previo y posterior que hizo con nosotros.

Me dio seguridad saber que había un plan B, materiales en caso de hacer falta, los conocimientos de Laura, la tranquilidad de saber quién te acompañará en el parto…Decidir sobre mi cuerpo. Parir yo, no que me parieran. Que me dejaran tranquila haciendo lo que sabía hacer.

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