Mi opinión cambia cada vez que acompaño un parto en casa u hospitalario. Estando en el hospital me ha parecido que el lugar de la pareja nunca tenía importancia. Mas bien se sentían un estorbo. Por supuesto las mujeres en ese momento no estan para hacerles un lugar ni calmar a nadie. Nada pone mas nervios@ que la incertidumbre.
Cuando hablo con las parejas antes de atender un parto, cada cual lo vive distinto, cada uno tiene sus propios miedos o sus propias inseguridades. L@s hay, que estan mas segur@s que ellas de la opción del parto en casa. Tambien l@s hay que a pesar de no ser lo que ell@s elegirían, respetan la opción que elige la mujer y la apoyan. Aqui voy a hacer un inciso. A ver si soy capaz de explicarlo para que se me entienda.
Cada persona que hay presente en un parto, influye. Influyen sus miedos, su inseguridad, su opinion, su fortaleza, su cariño, su sexto sentido. Todo. Por eso considero muy importante que todas las personas que vayan a estar presentes en un parto en casa, formen equipo, esto no quiere decir que todos opinemos exactamente igual, pero sí que debemos remar hacia el mismo lado.
Mi papel no es el de convencer a ninguna pareja para que quiera un parto en casa. Eso tienen que hablarlo entre ell@s y debería ser una opción tomada en pareja, porque si algun@ de l@s dos tiene miedo o no esta convencid@ y querria otra cosa y se siente obligad@ a estar ahi, algo irá torcido. No tengo ninguna duda. Me ha pasado: los partos se alargan, se complican, se estancan, las emociones no fluyen. Y un parto en casa es algo más que un evento fisiológico, médico o natural. Hay una magia inexplicable, una espiritualidad presente que nada tiene que ver con la religión, pero que si fuese creyente, seria el momento mas adecuado para estar en contacto con Dios. Todo esto sucede de manera natural y fluida cuando todas las personas se complementan y entienden. Cuando todas forman equipo, cuando los vinculos son sanos y los conflictos se han hablado antes de parir.
Es importante llegar limpias emocionalmente al evento. Y para eso siento que el rol de la pareja es fundamental. En un parto en casa, ninguna persona de las elegidas sobra, siempre faltan manos. Y las parejas tienen grandes capacidades que ayudan mucho en ese momento. Su cerebro practico y sencillo (por no estar embarazad@s), aporta facilidad a momentos en que nos cargamos de emociones, momentos en que una madre se siente sobrepasada y su pareja la mira con ojos dulces y le dice: tú puedes cariño. Nadie tiene tanto poder sobre el cerebro de esa madre en ese momento como su pareja. Según lo que le diga, haga, como la toque, acaricie o bese, ella fluirá, se sentirá fuerte, poderosa, libre. Yo lo siento desde fuera como un engranaje perfecto, un equipo solido, sin el cual, mi trabajo no tiene sentido. Y para aquellas mujeres que eligen su maternidad en solitario, siempre hay una buena amiga que cumple el papel de la pareja a la perfección, entendiéndose ambas muy bien y con total confianza.