La información es poder

Ya hace años la iglesia ostentaba el poder a base de mucha información de sus feligreses en tantas y tantas confesiones secretas. Ganar una guerra era cuestión de tener la información adecuada del país enemigo, sino, que se lo digan a los ingleses en la segunda guerra mundial. Cuánta manipulación se ha hecho a lo largo de la historia gracias a la información.

La medicina que hoy en día tenemos, es una medicina paternalista, que decide por ti lo que es mejor para tu cuerpo. Sin ir más lejos, el otro día conversaba con una mujer que me decía: en el hospital me negaron asistencia si volvía embarazada por no querer operarme unas lesiones del cuello del útero. Como ésta, escucho decenas de historias desde hace años. Yo puedo no estar de acuerdo como sanitaria con la decisión de un paciente, pero según el código deontológico que todos deberíamos seguir, no puedo negar mi asistencia, por razones de discriminación ideológica. Éste modelo de medicina, ha cambiado ya en muchos países y confío que en el nuestro, quede menos para darle la vuelta. De todxs depende.

También es una medicina defensiva. Esto, lo compartimos con muchos otros países en el mundo, la gran mayoría. Es un modelo de asistencia sanitaria en el cual hay un claro enfrentamiento entre sanitarixs y pacientes/clientes/usuarias del sistema. Actuamos en nuestro día a día con miedo a una denuncia y hacemos las cosas con la espada de Damocles sobre nuestro cuello de manera constante. Esa sensación es muy angustiosa y hace que siempre te ciñas a los protocolos sin salirte ni una coma, que no individualices, para que nunca se te pueda acusar de no haber seguido las normas, eso resta calidad asistencial, porque no todxs somos iguales. Por eso es tarea de todxs, hacer de la relación sanitarix-cliente, un trato de respeto, vínculo y confianza. Ni lxs sanitarixs somos superhéroes, ni las usuarias del sistema niñas pequeñas.

Con toda ésta situación hemos derivado en un modelo de asistencia obstétrica para las mujeres que deja mucho que desear. No se informa adecuadamente, se ocultan datos, explicaciones, se evita contar muchas cosas e incluso se manipula la información y los sentimientos de una persona embarazada que sabemos muy bien que es un cóctel hormonal. La baza del “si no haces esto, estás jugando con la vida de tu hijo”, está ya muy trillada (yo también he tenido que escuchar esa frase en mis dos embarazos). Eso es chantaje emocional barato, si alguien lo usa contigo, deja de recibir asistencia de ésa persona, hazte cargo de tu salud y busca algo más adecuado para tí y para tu bebé. Puedes buscar más información aquí: Parir en libertad.

Como siempre digo, llevar bata blanca o haber estudiado muchos años de universidad, no nos convierte en buenxs profesionales, eso va de la mano de nuestra calidad humana. Saber escuchar, atender las necesidades de quien nos demanda asistencia, dar la información de forma objetiva, presentarle TODAS las opciones que conozcas y no manipular su decisión, debería ser básico en la formación de cualquier profesional sanitarix. Además de actualizarse todos los años.

Me encanta dar información a mis clientas, quien viene a la consulta, quien quiere un parto en casa, quien acude a los talleres. Intento no dar mi opinión si nadie me la pregunta, pero cuando alguien acude a mí, me siento obligada a dar la información que yo conozco (toda la información que recibas de unx profesional sanitarix está sesgada por su ideología, que somos humanxs, no máquinas). No creo estar en posesión de la verdad, pero me siento en transparencia con lo que cuento. Además de que asumir el poder sobre alguien que acude a mí no me hace sentir nada cómoda.

Pedir segundas opiniones durante tu embarazo, preparación al parto, lactancia o crianza es muy sano, hasta que encuentres aquella que te haga sentido, que no te meta miedo y te deje tranquila. Dejemos de delegar en otrxs la salud de nuestro cuerpo y de nuestro bebé. Busquemos la información, tengamos el poder, decidamos nuestras vidas. Sin miedo.

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